Todos los maestros tienen el deber de proteger a los niños que tienen a su cuidado. El maestro es el responsable, cuando los alumnos usan dispositivos digitales, de tomar medidas para detener cualquier daño que pudieran sufrir.
Lo primero de lo que nos gustaría hablar es el hardware. Los ordenadores de por si no son malos. Aunque los niños pequeños metan sus dedos en los agujeros de un ordenador, no se ponen en peligro físico. Es más problemático que los niños tengan acceso sin supervisión a los ordenadores, por ejemplo, si tiene equipos en el aula y los niños tienen que permanecer en la sala durante la hora del recreo un día de lluvia.
Nuestra sugerencia es que en los colegios todos los equipos tengan puesta la misma contraseña por el profesor y que ésta no la conozcan los alumnos, solo el equipo docente. Antes de empezar a utilizarlos, es necesario que inicie sesión en cada uno antes de que se pongan los niños a manejarlo. La mayoría de las aulas de primaria son afortunadas si tienen más de media docena de ordenadores por lo que esto no será una tarea demasiado pesada. Al final de la lección vaya alrededor de los ordenadores y asegúrese de que todo el mundo tiene cerrada la sesión. Cambie la contraseña regularmente por motivos de seguridad además de porque los niños tienen una extraña habilidad para descubrir cuál es la contraseña.
Tenga cuidado con las pantallas en blanco cuando los niños le digan que tienen cerrada la sesión, si hay una pantalla en blanco, haga clic en la barra espaciadora para asegurarse de que no sólo está suspendido sino apagado.
Las cámaras y videocámaras digitales que no se conectan directamente a Internet son relativamente seguras. Lo único a tener en cuenta es que los niños no se las lleven a la hora del almuerzo y la comida. Esta circunstancia no se da, obviamente, con los más pequeños pero a veces es tentador dejar que los de mayor edad tengan acceso libre a las cámaras para trabajar en un proyecto. Ten cuidado, si lo haces puede que los niños realicen algunas grabaciones en baños o vestuarios ya que éstos se aburren muy rápidamente, especialmente una vez que han hecho todas las cosas que el maestro les ha mandado, lo que hace incentivar este tipo de circunstancias. Así que tenga cuidado – El acceso ilimitado a las cámaras debe de ser un verdadero privilegio que se tienen que ganar, además de hacerlo con moderación.
Lo mismo pasa con el audio, al principio cuando se pongan a jugar con los micrófonos o la grabación, deberá tener paciencia con “señorita, fulanito ha dicho una palabrota”. La buena noticia es que la “palabrota” se puede borrar muy fácilmente. Dicho esto, este comportamiento puede llegar a ser bastante persistente en algunas aulas, en este caso depende de su propio juicio profesional la forma de detenerlo.
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